El Señor decidió visitar a Jerusalén y así lo hizo montado en un asno.
Cuando llegó, muchas personas lo recibieron con gritos de alegría y
agitando ramas de los árboles iban diciendo:
"Bendito es el que viene en nombre del Señor"
Cuando llegó, muchas personas lo recibieron con gritos de alegría y
agitando ramas de los árboles iban diciendo:
"Bendito es el que viene en nombre del Señor"
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